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Cuando decimos que estamos a gusto, es decir, que no notamos ni calor ni frío, en realidad estamos hablando del bienestar térmico. Ahora bien, alcanzarlo no es tan sencillo como encender la calefacción a tantos grados en invierno. Para determinar y alcanzar la tan deseada temperatura de confort hay que tener en cuenta otras variables. Por ejemplo, la vestimenta, el metabolismo o la actividad que se está llevando a cabo en ese momento en un espacio compartido por varias personas.

¿Qué es el bienestar térmico? ¿en qué consiste la temperatura de confort?

Si nos fijamos en la norma ISO 7730, el confort térmico se define así: ‘una condición mental en la que se expresa la satisfacción con el ambiente térmico’. Dicho de otro modo, la sensación de confort es subjetiva y dependiente de la percepción personal de cada uno de los que estén en un espacio. Es más, para que pueda darse esa sensación térmica que hace que nos olvidemos de decir que tenemos frío o que sentimos calor, tiene que cumplirse unas condiciones de temperatura, humedad y velocidad del aire apropiadas para poder desarrollar cualquier actividad, ya sea estar sentados en el sofá o moviéndote de un lado a otro de la oficina.

Somos diferentes, unos somos más calurosos que otros. Y, en un mismo espacio, uno puede estar vestido con prendas de manga corta y otro con camisa. Eso por no hablar de lo que estemos haciendo en ese momento. Los habrá, por ejemplo, en una misma oficina, que tengan una baja actividad al estar sentados con el ordenador. Y los habrá también que no hagan más que dar vueltas para preparar la reunión del día.

Principales factores que influyen en el bienestar térmico

Entre los principales factores que interfieren a la hora de conseguir el bienestar térmico para todos se encuentran estos:

1 Energía metabólica

La energía metabólica se refiere a las distintas actividades que se pueden estar llevando a cabo en un mismo espacio. La energía que se gasta no es la misma para el que lee un libro en el salón que para el que prepara la cena o recoge la casa. Por lo tanto, uno podría necesitar más grados en el sistema de climatización que su compañero.

Establecer la cuantía de la generación de calor de los cuerpos sería el primer paso. Un método para hacer una estimación lo tenemos en la norma UNE EN ISO 8996 que podemos ver en la siguiente tabla:

Fuente: UNE-EN ISO 8996 IDAE

La energía que desprende una persona se expresa con la unidad de medida ‘met’, la cual corresponde al metabolismo de una persona saludable, sentada y sin trabajar. Dicha actividad corresponde a una emisión por unidad de superficie de 58,2 W/m2, por lo tanto, esa cuantía de energía que emite al exterior esa persona en función de su actividad se calcula en términos de calor sensible y latente y se expresa en vatios.

2 El aislamiento térmico que proporciona la ropa

La temperatura en torno a la cual oscila nuestro cuerpo es a 36, 37ºC. La ropa que nos ponemos hace que nuestro organismo no se aleje mucho de esa temperatura. En invierno nos abrigamos más, en verano las prendas son más ligeras. Sin embargo, en una misma estancia pueden encontrarse personas que lleven, por ejemplo, un jersey grueso o una camiseta fina, lo que hace que la temperatura a la que se ponga la calefacción vuelva a ser tema de debate.

3 La humedad relativa del aire

Si el rango de humedad oscila entre el 40% y el 60%, podremos decir que nos hayamos dentro del intervalo correcto del bienestar térmico. La humedad alta aumenta la temperatura del ambiente. Si estamos en un ambiente más seco, la temperatura del sistema de calefacción será más baja.

Entonces, ¿cómo se puede alcanzar la temperatura de confort?

Los sistemas de climatización se usan para atemperar el aire, es decir, no tener frío en invierno ni calor en verano. Pero, con todo lo que acabamos de ver, podemos afirmar que no es fácil determinar cuál va a ser esa temperatura que nos haga estar a gusto a todos si cada uno viste de una forma y realiza una actividad distinta.

Para que los convivientes de un hogar o de una oficina puedan mantener el equilibrio térmico deben vestir con ropa acorde a la estación y además fijar los aparatos de climatización a la temperatura correcta.

Pero ¿cuál es esa temperatura en concreto? Pues, según el informe de la UNE- EN ISO 7730 Ergonomía del ambiente térmico y en base al Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) es establece:

  • Verano: temperatura operativa de 23 a 25ºC con una humedad relativa de 45 a 60 %
  • Invierno: temperatura operativa de 21 a 23ºC con una humedad relativa de 40 a 50 %

La temperatura de confort nos hará estar a gusto y además nos permitirá un ahorro de energía. En Ferroservice, el servicio técnico oficial de Ferroli en Madrid y Guadalajara, nos encargaremos de todo lo que tenga que ver con la instalación y mantenimiento tu caldera y aire acondicionado Ferroli. ¡Contacta con nosotros hoy mismo!

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